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La Campaña de la Breña o Campaña de la Sierra es la última fase de la Guerra del Pacífico que comprende desde la ocupación de Lima en enero de 1881, hasta la retirada de las tropas chilenas de ocupación al sur del río Sama en junio de 1884.
Tras la caída de Lima, ninguna de las fuerzas políticas peruanas aceptó la cesión de Tarapacá como condición para el retiro del ejército expedicionario chileno; por el contrario, comenzaron a reorganizarse remanentes del ejército peruano en las regiones no ocupadas. Alrededor de los núcleos de regulares se agruparon numerosos campesinos e indígenas mal armados y sin instrucción militar, pero que defendían sus tierras, su sustento y a sus familias contra los abusos por parte de las tropas de ocupación. El caudillo[4][5][6] Andrés Avelino Cáceres era su principal organizador y jefe militar.
El gobierno de ocupación envió varias expediciones desde Lima hacia la sierra peruana para combatir contra los remanentes del ejército de Lima y las guerrillas. Estas fuerzas exigían y requisaban de la población civil «contribuciones de guerra», las que la enfurecían cada vez más y aumentaban las filas de la resistencia.
Finalmente, los desastres de campaña generaron un tercer bando: los civiles y militares peruanos que querían poner fin a la guerra, aún al precio de la cesión territorial; el primero de estos fue Miguel Iglesias, quien fue proclamado presidente del Perú reconocido por Chile en 1882.
La derrota y posterior repase de las tropas caceristas en la batalla de Huamachuco, el 10 de julio de 1883, conllevó la casi aniquilación de los seguidores de Andrés Avelino Cáceres y afianzó el gobierno de Iglesias; no obstante la última campaña militar chilena fue la de Arequipa, al sur, que condujo al desbande de un ejército improvisado de 4000 hombres que la defendía, la fuga de su líder Lizardo Montero a Bolivia y la ocupación de dicha ciudad.
Aunque Cáceres logró rearmar un nuevo ejército y sitiar Lima, solo alcanzó a enfrentar a las fuerzas de Miguel Iglesias después de que las tropas chilenas se retiraron al haberse firmado el Tratado de Ancón, que finalizó el conflicto con la inevitable entrega del territorio peruano en disputa y marcó el comienzo de la Guerra civil peruana de 1884-1885 que enfrentó a Iglesias contra Cáceres.